Thursday, December 29, 2005

TRIBUTO BASURA A: "MR. CROWLEY" PARTE II


"La Otra Cara De La Leyenda"

Algunas de las «maldades» de Crowley como, por ejemplo, tomar el sol desnudo en la playa pueden hacernos reír. Pero sólo hasta que recordamos que en los años sesenta hubo que imponer la tolerancia en las playas para que los turistas nos dejaran sus divisas.

A la luz de sus biógrafos, podemos entender mejor la leyenda negra creada alrededor de su persona. Trasladémonos a Leamington, en el condado inglés de Warcwickshire, el 12 de octubre de 1875. Acaba de nacer Edward Alexander, que más tarde conoceremos como Aleister Crowley.

Su infancia se desenvuelve en un ambiente opresivo y puritano, ya que sus padres pertenecen a la secta más intransigente y rigurosa de la época, los «Hermanos de Plymouth». Para ellos todo es pecado o debilidad inaceptable. Por eso, Emilie, su madre, nunca le abraza, ni le besa, ni le cuenta cuentos, ni le deja leer ningún libro, excepto la Biblia.

Alos 30 años , Crowley viajó con su esposa a Egipto, donde supuestamente entró en contacto con espíritus.

Aleister, a pesar de la rigidez familiar, hace trastadas que Emilie castiga llamándole «la Bestia del Apocalipsis», el sumum de la maldad para los «Hermanos de Plymouth». Él se defiende asumiendo el nombre de «La Bestia» y rebelándose contra todo aquello que representa su familia. Si en nombre del «bien» le torturaban y le hacían desgraciado, él adoraría al «mal». Se convertirá así en un mago luciferino, que no diabólico, adorador sistemático del mal.

En una de sus conferencias explicará por qué torturó al gato que mencionábamos al principio. Su madre le había dicho que los gatos tenían nueve vidas y decidió comprobarlo constatando, una vez más, que sus enseñanzas eran falsas. El torturador del gato no era un sádico desalmado, sino un crío inquisitivo.

Su padre, el hombre cuya boca nunca había blasfemado o dicho una injuria, que había abandonado su imperio económico para dedicarse a la religión, muere de cáncer de lengua, cuando Aleister tiene doce años. Su tío materno se encargará de que su educación sea aún más rígida a partir de entonces.

El Crowley adolescente, con una inteligencia superior a la normal y en un ambiente represivo, se salta continuamente las reglas. Desde leer a escondidas, a perder la virginidad a los catorce años con una de las criadas, pero ¡en la cama de mamá! que tiene más mérito transgresor.

A los diecisiete años, su madre y su tío deciden dejarle por imposible e ingresa en el Trinity College de Cambridge sintiéndose, por primera vez en su vida, libre. Sorprendentemente, no le escatiman los medios económicos, y él los aprovecha para divertirse, salir, beber o tener relaciones. Pero Crowley también estudia y mucho, aunque se niega a examinarse. Sin embargo, su erudición y seriedad en el trabajo es tal que el Profesor Hastings cuenta con él como colaborador en la «Enciclopedia de la Historia de las Religiones y de la Ética».

En esta época, se rebela contra la hipocresía social, haciéndose pasar por Conde Ruso y publicando una obra erótica: White Stains (Manchas Blancas) que se la dedica a su «pío» tío materno.

El escándalo es tal que prepara una conferencia: «La miseria sexual en Gran Bretaña, por el Doctor Aleister Crowley, escapado de la Universidad de Cambridge. Preside la sala un tapiz indio con un enorme falo, y Crowley se dirige a los asistentes: «¡Las manchas blancas no están sólo en las sábanas sino en las gafas de los que "ven" febrilmente la perversión!».

Se hace amigo de intelectuales y artistas con continuas estancias en Londres y en París, donde conoce al escultor Rodin, al novelista Somerset Maughan, a la bailarina Isadora Duncan, a Rilke, el poeta, etc... Descubre el alpinismo, que ejerce con entusiasmo, participando en importantes expediciones a los Alpes, el Himalaya y Méjico, generalmente acompañado del científico Oscar Eckenstein.

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